Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia

Escribe el Colectivo de Mujeres en Ciencia y Tecnología de la UNQ.

Aunque la presencia femenina en las carreras universitarias sobre ciencias, tecnología, ingeniería, arte  y matemáticas (STEAM es la sigla en inglés para estas áreas, CTIAM en español) se encuentra en aumento, la brecha de género existe y persiste desde hace años.

La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Pero a pesar del esfuerzo internacional en este sentido, los prejuicios y los estereotipos de género continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de las CTIAM.

Sólo el 30% de las estudiantes del mundo eligen estudiar CTIMs; 3% estudia tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs); 5% ciencias naturales, matemáticas y estadísticas y 8% ingeniería, manufactura y construcción. En nuestro país, un informe del Ministerio de Educación muestra que, del total de disciplinas científicas, los investigadores alcanzan, en ingeniería y tecnología, el 17,8 %, mientras que las investigadoras representan el 9,7 %. Además, sólo una de cada cinco estudiantes de Ingeniería son mujeres. Si bien en las ciencias sociales la proporción de mujeres aumenta, durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX los sesgos patriarcales impedían que fueran reconocidas en disciplinas como la historia o la filosofía, oficios asignados exclusivamente a varones.

Actualmente las mujeres se encuentran en permanente lucha para acceder a  aquellos espacios que les fueron negados, defienden su participación de igual a igual en el ámbito social y realizan múltiples tareas antes reservadas a los hombres; sin embargo, en muchos ámbitos sobrevive una resistencia a considerarlas como pares. El ámbito científico no es la excepción, y esto se refleja en distintas metáforas que describen los obstáculos invisibles que deben enfrentar las mujeres  para participar en él: el techo de cristal (imposibilidad de ascender en la carrera), el piso pegajoso (por los estereotipos que imponen la familia, la escuela, la sociedad), el efecto Matilda (que hace que muchos logros femeninos sean atribuidos  a colegas varones) o el síndrome del  impostor (que las lleva a considerar que sus logros no se deben a sus propias virtudes o capacidad sino al azar). Pese a esto, muchas mujeres a lo largo del tiempo  lograron romper los moldes que la sociedad les tenía destinados, se destacaron con importante contribuciones y poco a poco fueron recuperadas por la historia.

Sin embargo, sólo el 17% de los premios Nobel que se entregaron desde 1901 hasta 2015 fueron concedidos a mujeres. Por otra parte, entre lxs nueve científicxs distinguidxs en 2019 con el premio Houssay, el más importante que entrega el sistema científico argentino, una sola fue mujer. Es difícil de creer que entre las más de 5600 mujeres que realizan tareas científicas en el CONICET (número que supera en 700 a los varones en actividades similares),  no hubiese algunas cuyos logros las hicieran merecedoras de este reconocimiento. Por el contrario, esta situación refleja que las ciencias no se encuentran libres de condicionamientos sociales y culturales, que dificultan el acceso pleno a las disciplinas científico-tecnológicas sólo por la condición de género.  

Más allá de situaciones excepcionales, es necesario que la brecha por razones de género deje de ser un impedimento para la incorporación y permanencia en el sistema científico. Por esto,  para contribuir a lograr el acceso y la participación plena y equitativa para las mujeres y las niñas en la ciencia,  la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

El Colectivo “Mujeres en CyT”, surgido en el ámbito del Departamento de Ciencia y Tecnología de nuestra universidad, realiza acciones para incluir la perspectiva de género en todas las áreas de incumbencia del Departamento y busca ahondar en el relevamiento de la situación de la mujer y las identidades no binarias en la ciencia y en la tecnología. Para dar cumplimiento a estos objetivos, propone actividades integradoras y de comunicación que conecten y fortalezcan esta red, promoviendo las disciplinas CTIM,  estimulando las vocaciones científicas en la infancia y la juventud con hincapié en la perspectiva de género, y difundiendo el rol de las mujeres en la ciencia para crear un ambiente institucional que promueva las ciencias, derribando los estereotipos de género.

En este día, las integrantes del Colectivo saludan a sus compañeras y colegas científicas, estudiantes de ciencias e ingenierías y redoblan su compromiso para seguir construyendo mancomunadamente  el camino hacia la equidad.

Colectivo de Mujeres en Ciencia y Tecnología de la UNQ